Un nuevo naranjo en el panorama de los vinos de Brasil, este viene de la asoleada zona de Dom Pedrito, en la Campanha Gaúcha. El vino se mantiene en contacto con sus pieles, en frío, por ocho meses. Y el resultado es un naranjo muy delicado, de sabores dulces y cítricos en medio de una acidez vibrante y una textura casi delicada, opuesta a otros ejemplos del estilo que suelen definirse por su rugosidad. Aquí hay un vino para nigiris de erizos o para acompañar tempura de camarones.
Fermentado en acero y luego criado por un mes en una ánfora de terracota, este chardonnay que ha sido macerado con sus hollejos tiene suaves aromas y sabores a frutas blancas dulces en un cuerpo ligero, con la suficiente acidez como para equilibrar. Un blanco para erizos.