Uno de los buenos descubrimientos de este año, este viene de viñedos plantados en 2006 en suelos de arcillas y algo de piedras, rodeado de árboles nativos. Todo despalillado y fermentado a grano entero, esta es una pequeña delicia de sabores refrescantes. La cosecha temprana no solo ha dado un bajo alcohol, sino además frutas rojas ácidas y jugosas. Un vino tenso, de mucho nervio, y un camino claro para los tintos brasileros, en especial los del más seco sur del país.
Bajo el calor y el intenso sol de la pampa, el tempranillo madura sin problemas. Aquí hay un tinto de frutas rojas bien maduras, de mucha extracción, de grandes dimensiones y ambiciones, pero que en el conjunto funciona, tiene un buen equilibrio entre sus componentes, lo que no es habitual en tintos brasileros. La acidez manda y es tal que logra refrescar esa fruta maciza, imponente. Este es para guardar un par de años.