El Enemigo
Adrianna e eu o elaboramos em homenagem ao antigo estilo de Pomerol, onde o Cabernet Franc era combinado com outras variedades de Bordeaux, diz Alejandro.
El enólogo Alejandro Vigil ha dejado a un lado las barricas para criar sus vinos más ambiciosos. En cambio, ahora usa fudres, y a veces, unos muy viejos restaurados para él. Ese es el caso de este cabernet franc de Gualtallary (con un 15% de malbec) que viene de viñedos por sobre los 1.400 metros sobre el nivel del mar, al extremo norte del Valle de Uco. Aquí el fudre tiene más de cien años de haber sido construido, lo que es un detalle de color, pero que habla de la idea de oxigenar, darle aire a un tinto de Gualtallary en una zona que suele dar vinos salvajes, llenos de aromas herbales y taninos tensos, propios de los suelos de cal. Aquí hay todo eso y más. Mucho entretenimiento para los que se hagan de estas botellas.
Aunque este cabernet franc sí tiene notas herbales y algo de tabaco, ambas propias de la variedad, lo que prima aquí -como buen vino de Gualtallary (a 1.500 metros de altura, a los pies de los Andes en el Valle de Uco)- es la exuberancia frutal, las frutas rojas maduras y envolventes que colman la nariz y llenan la boca de una deliciosa jugosidad. Tiene taninos algo salvajes (como suelen darse en Gualta), pero además una acidez chispeante que refresca todo a su paso. Una fiel muestra de lugar, este se hizo con un 40% de racimo completo y fue criado por 16 meses en viejos fudres de roble.
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